Publicado en Rincón Creativo

Desconectados

Por Iván Marcos Caballero (2ºD)

Finalista del concurso de relatos de ciencia ficción 2021.

Puso una pared entre sus enemigos y él. Empezó a curarse con un botiquín. Cuando vió que se le acercaban comenzó a subir un edificio con la intención de escapar de sus oponentes. Al descubrir que el trío enemigo estaba encerrado en un cubo, aprovechó para colocar una trampa. Cuando la trampa se activó, los enemigos se desvanecieron.

-¡Sííííííííí! – exclamó Navi- por fin ganamos, Pablo.

-Nos ha costado un montón, tío.- dijo Pablo desde el otro lado del auricular.

Navi y Pablo llevaban 4 horas intentando ganar una partida en uno de sus videojuegos favoritos. Navi acababa de comprarse un ordenador para jugadores profesionales y lo estaba estrenando con una victoria en Fornite.

-Bueno Pablo, ¿quieres que vaya a tu casa e intentemos ganar una partida del Fall Guys?

-Sí por favor, aún no he ganado ninguna desde que salió a la venta.

-Pues entonces voy para allá. Cambio y corto.

-Jajaja.

Navi colgó la llamada y se fue al garaje a por su bicicleta. Se subió en la bici y se encaminó a casa de Pablo. Salió de la urbanización y al girar la esquina descubrió que al otro lado de la calle estaba Martina, la chica que le gustaba. Se quedó tan embobado que no vio la farola a la que se acercaba peligrosamente… y se chocó.

Cuando abrió los ojos se levantó de un salto y trató de recordar lo que había sucedido, se había quedado inconsciente tras estrellarse con aquella farola. Se volvió a subir a la bicicleta y reemprendió la marcha.

Al llegar a casa de su amigo, este ya le esperaba en el portón. Subieron a merendar algo, y luego Pablo dijo: – ¡Vamos a jugar a la pelota!

-¿A la pelota? – replicó Navi extrañado- Creía que íbamos a jugar al Fall Guys.

-¿Al qué?- dijo Pablo como si no hubiese escuchado esas palabras en su vida.

-Tío, el Fall Guys. El juego que te instalaste el otro día.

-De verdad que no sé de qué me hablas.

A Navi le pareció que era una broma de mal gusto. Pero igualmente se fueron a jugar a la pelota.

La mañana siguiente comenzó con normalidad. Navi desayunó y se fue en bici al instituto, pero una vez allí, algo le resultaba extraño, sus compañeros no miraban sus móviles y al llegar a clase vi que habían sustituido la pizarra digital por una… ¡de tiza! Navi estaba cada vez más sorprendido e incómodo y cuando llegó el profesor de física no pudo resistirse y levantó la mano para preguntar.

-¿Profe, de qué va esto? ¿Es el día sin dispositivos o algo así?

-¿Disposi qué?- respondió el profesor.

-Déjalo, profe. No pasa nada.

Pero lo más terrible llegó a la hora del recreo. Cuando ninguno de sus amigos sacó el móvil ni comento ningún meme ni ningún Tik Tok. Navi estaba desconcertado. Allí pasaba algo, y algo grave. Era como si nunca hubiese existido ni Internet, ordenadores, móviles ni ningún otro tipo de dispositivo electrónico. Tan solo él tenía conciencia de su existencia.

A la salida del instituto se fué directo a la biblioteca. No podía perder tiempo en comer, necesitaba averiguar qué estaba pasando. Por alguna razón, desde la caída, un nombre rondaba su cabeza: Ada Lovelace. Así que acudió dispuesto a investigar quién era esa persona y qué relación tenía con todo lo que estaba pasando. Los bibliotecarios buscaron, y buscaron en sus tarjetas de cartulina pero no hallaron a ninguna autora con ese nombre.

La ansiedad de Navi crecía y crecía. ¿Que clase de mundo era este? Sin redes sociales, sin videojuegos, sin Tik Tok y sin Youtube. Salió corriendo de la biblioteca con su bicicleta y en la acera del frente… estaba Martina charlando con sus amigas. Navi no pudo evitar seguir pedaleando sin mirar al frente. Cuando volvió a mirar hacia delante, estaba a dos o tres palmos de un banco y no le dio tiempo a reaccionar. Al despertar, Martina y sus amigas estaban a su alrededor llamando a la ambulancia con sus móviles. Navi se incorporó y les dijo:

-Parad, parad. Estoy bien. De hecho estoy más que bien.

Navi cogió su bici y se fue muy emocionado a casa para comprobar que todo había vuelto a la normalidad . Entró en su casa y lo primero que vió fue a su padre viendo el golf en su tablet y a su madre tomando una clase online de belly dance en su portátil.

Todo estaba en orden. Todo había sido un sueño, o más bien una pesadilla provocada por aquel golpe en la cabeza. Entonces recordó que el día anterior había sido 8 de Marzo, día de la mujer, y en clase le habían hablado de una tal Ada Lovelace que al parecer en el siglo XIX había diseñado el primer modelo de ordenador y había creado el primer programa informático. Sin ella la realidad no sería como en la actualidad. Navi se preparó un ColaCao y mientras lo disfrutaba sonrió y dijo:

-Gracias Ada Lovelace

Autor:

Revista cultural del IES Mercedes Labrador

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