Por África Pérez (3ºA)
Ella quería quemar los barrotes de su jaula.

Ella comenzó a dejarse llevar, y ella se dijo a sí misma
que “dejarse llevar” era sinónimo de estrellarse.
Ella comenzó a escuchar música para sin darse cuenta
(o sí, quién sabe) escuchar recuerdos que no
se atrevía a mirar.
Ella, en las noches, sentía que todo se detenía
y solo quedaba ella sola con sus pensamientos como “compañía”.
Ella a veces (cada vez con más frecuencia) sentía
que nadie la entendía.
Ella era tan ella que un día comenzó a ser ella
sin miedo al rechazo.
Ella es ella, y siempre lo será.